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Ana

Ana Armada de León (93 años) es una mujer que ha vivido mucho. La enfermedad de su padre la obligó a emigrar a Venezuela y trabajar desde muy joven. 
Aprendió mucho de ese país, al que recuerda con cariño ahora desde Galicia.

Convencida de que las mujeres pueden hacer de todo, habla con entusiasmo del avance feminista de la sociedad y cuenta siempre orgullosa cómo su marido le dejaba libertad, aunque nunca pudo estudiar la carrera de matemáticas que deseaba.

-La gerascofobia hace referencia según la RAE al miedo irracional o aversión a envejecer, más allá del hecho de que a uno no le entusiasme la idea de hacerse mayor por distintas circunstancias. ¿A lo largo de su vida tuvo miedo a envejecer?

No. Es la vida. Yo no tengo miedo a envejecer. Y no pienso que soy vieja, pienso que soy joven.

A veces sí, pienso que me tengo que morir y que me voy a morir pronto. Claro, porque con los años que tengo no me queda mucho de estar aquí. Pero estoy bien con mi familia, estoy contenta con mis hijos, mis nietas... Estoy contenta.




-Las mujeres, en ese proceso, tenemos miedo a dejar de cuidarnos y al final dejamos de hacerlo. ¿Eras de arreglarte mucho?¿Sigues haciéndolo?

No, yo siempre fui igual. Nunca fui de arreglarme mucho. Siempre hubo así alguna vez una fiesta, que si me pintaba. Eso sí, me lavo, me baño, pero... de andar pintándome y todo eso, nada, los labios nada y las uñas nada más. Las uñas de los pies siempre, no sé por qué, me gustaban más que las manos
 

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-Las mujeres siempre hemos tenido más complicado todo ¿no? La vida, vivir, al contrario que los hombres. ¿Te hubiera gustado hacer algo que podía hacer tu marido y tú no?

Hombre, eso siempre fue. En mi caso, mi marido nunca se metió en nada de eso.  Nunca.



-Pero conocías a gente que si vivía una situación de inferioridad.

Sí, a gente, sí.

Hasta no las dejaban pintar las uñas de los pies, ni las de las man
os. Me decían, tu marido te deja, pero... a nosotras no, a muchas no. Los hombres eran machistas.





-¿Y estudiar, conducir...?

Ah, eso sí, eso sí. Yo quería... Porque yo hice el graduado escolar y a mí me gustan mucho las matemáticas. Cuando trabajaba en Venezuela en una compañía de maquinaria, un señor me dijo: "vete a la academia y sacas por la matemática". Pero yo tenía que ir de noche, porque no podía ir a otra hora, porque estaba trabajando. Entonces, de noche, eran unas horas... de noche podría ir, porque tenía la academia cerca, pero mi marido me dijo "de noche no vas. No, no, no" De noche no me dejó ir. Era peligroso.

Porque de noche tú sola no podías andar, y más aún en la calle donde nosotros vivíamos. Bueno, todo Venezuela de noche no es para andar una mujer sola. Por eso no fui, pero también fue por eso que me llevaron a sacar el carné de conducir, aunque a mí no me gusta manejar, nada, pero lo saqué, él también me dejó. En eso no se metía nada.

"Los hombres eran machistas"

-¿Y qué tenemos que aprender las mujeres de ahora, que tenemos todos los derechos del mundo casi alcanzados y muchas facilidades? ¿Qué tenemos que aprender de vosotras?

Aprender de todo. Y saber de todo. Saber cocinar, saber... Una mujer puede hacer de todo si ella quiere, mi madre, ¿sabes qué decía? No quiero estudiar, porque unas tienen mejor cabeza que otras... ella nos decía a nosotras, vosotras podéis hacer de todo, igual que los otros.



-¿Cambió tu dinámica en casa cuando murió tu marido?

No, yo hice las cosas de casa siempre. Él también me ayudaba. Yo le cocinaba, sí, pero él me ayudaba a cocinar. Y sigo cocinando.

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-Muchas mujeres viudas, con el tiempo se ven más vulnerables, menos útiles ¿Tú te sientes a veces así?

Hombre, a veces me faltan fuerzas, pero bueno, es natural. Uno tiene más
años también porque muchas cosas que hacía antes, ahora no las puedo hacer. Ahora, eso es natural.





-¿Has notado el cambio de vivir como vivíais antes, en una sociedad, lo que tú decías, más machista, a ahora?

Hombre, cambio, ahora hay cambio. Mucho más. Ahora las mujeres salen, hacen otras cosas que no hacían antes. Ahora es mejor y todavía tiene que cambiar más. Para mí, sí. Para la juventud que viene.

"No tienen respeto a los mayores"

-¿Te alegra, entonces, esta nueva sociedad?

Por un lado me alegra, pero por otro no, porque hay mucha corrupción, hay
muchas malcrianzas, pero por culpa de los padres. Porque antes, tú estuvieses en el autobús y venía una señora mayor, cualquiera se levantaba y se sentaba, ahora no. 

No se educa a los hijos como los tienen que educar. Y falta el respeto a los viejos, porque yo los veo en el parque a los niños con los abuelos, veo que hay; no por culpa de los niños, le hecho culpa a los padres. No tienen respeto a los mayores.

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